Crecimiento personal. ¿Crece con tu empresa y vive la vida que quieres?.
Te daré la respuesta del gallego: pues depende. Es una decisión muy personal que tiene mucho que ver con tu experiencia profesional y tu momento vital, aunque, bajo mi punto de vista, el factor que más te va a influir a la hora de tomar esa decisión es tu propia personalidad.
Llevo trabajando por mi cuenta desde 2011 y en ese período he trabajado con otras marcas con mayor o menor implicación, durante más o menos tiempo, en función de mi momento vital y de mis inseguridades, pero lo cierto es que, en paralelo siempre desarrollé la mía y con todas las demás terminé llegando a un punto de ruptura sin vuelta atrás.
Por lo tanto, sólo ha habido una marca que me ha sobrevivido todos estos años: la mía propia. En mi caso, la razón es muy simple. Soy un espíritu libre y me gusta hacer las cosas a mi manera, según mis principios y valores. Necesito tener coherencia entre lo que pienso, siento, digo y hago para estar en equilibrio. Cuando algo no me encaja, busco siempre la manera de cambiarlo o, si no es posible, lo dejo ir (a veces con mucho esfuerzo), aunque me duela y me dé miedo el vacío. Al final es liberador.
Cuando empiezas a emprender eres un manojo de miedos, te falta fe en lo que haces y en ti mismo, quieres llegar rápido a la estabilidad o a lo que te han dicho que es el "éxito". Dicho de otra manera...buscas el resultado sin pasar por el proceso.
En ese momento eres carne de cañón para supuestas oportunidades de negocio que ya funcionan donde te dan un manual para que sigas al pie de la letra y te juran y perjuran que tendrás resultados. Pero hay algo que has de saber: por muy de verdad y muy buenas que sean esas oportunidades (entre las buenas siempre se cuela alguna que es un camelo), sólo llegarás a buen fin si crees en ellas y si comulgas con su manera de hacer las cosas, porque al final tus resultados dependerán únicamente de ti.
Por lo tanto, por encima de todo, a la hora de elegir el paraguas de la marca bajo la que quieres trabajar (la de una compañía con cierta notoriedad en el mercado o la tuya) has de tener en cuenta 3 cuestiones fundamentales:
Si el producto y los clientes para los que trabajas te enamoran.
Si la manera de venderlo y los métodos de trabajo están alineados con tus valores y tu manera de entender la vida.
Si eres de los que te sientes cómodo cuando te dicen lo que tienes que hacer o por el contrario, te gusta decidir qué hacer y cómo y no tienes problema en asumir las consecuencias.
A priori lo normal es que no sepas cómo te vas a sentir. Sólo probando y dejándote llevar por tu intuición, sabrás lo que quieres y te irás conociendo en ciertas lides. Lo importante es que hagas lo que hagas, nunca dejes que una marca anule tu talento ni tu personalidad.
Quédate con aquella que te impulse y con la que te sientas vivo. Y piensa que ese idilio no tiene por qué durar toda la vida. En tu proceso de crecimiento evolucionarás y tus prioridades y escala de valores cambiarán varias veces.
En muchas ocasiones la única marca con la que vas a conseguir esa sensación es la que tú estés dispuesto a crear, desde tu esencia. Cuando trabajas desde ahí hay una gran ventaja y es que no tienes competencia. Si lo haces bien, te saldrán imitadores, pero nunca te podrán copiar. De ahí la importancia de trabajar siempre tu branding y tu marca personal.
Muchas veces me encuentro con clientes que no terminan de avanzar hacia donde ellos quieren porque en el fondo viven un conflicto interno (a veces desde hace años). Se sienten encorsetados en la marca para la que trabajan. En el fondo sienten que en realidad trabajan para otro. No es fácil dar ese salto, y probablemente tengas que poner muchas cosas en la balanza para decidir, aunque a veces es la única solución para ser feliz y vivir la vida que quieres.
Busca siempre la coherencia contigo mismo, colabora, explora, acepta lo que sientes y obra en consecuencia.
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